El microbioma intestinal se refiere a la comunidad de microorganismos, incluyendo bacterias y otros microbios, que vive en el tracto gastrointestinal y desempeña un papel crucial en muchas funciones corporales, incluyendo digestión, metabolismo, inmunidad y función cerebral. Mantener un microbioma intestinal saludable es esencial para el bienestar general, mientras que consumir una dieta equilibrada rica en fibra ayuda a incrementar la diversidad del microbioma para fomentar una mejor salud. Cada vez hay más investigaciones sobre el enlace entre almendras y salud intestinal, y los resultados de diversos estudios indican que el consumo de almendras puede beneficiar el microbioma y la salud intestinal en general.
En un estudio1, los investigadores hallaron que incorporar a media mañana un snack de almendras en el régimen alimenticio de alumnos universitarios de primera año que no comen desayuno mejoró la diversidad y la composición del microbioma intestinal. Los investigadores analizaron la diversidad y abundancia del microbioma intestinal entre aquellos que consumieron a media mañana un snack de almendras en comparación con aquellos que consumieron galletas integrales. Tras la intervención, las personas en el grupo de almendras presentaron una diversidad alfa cuantitativa 3% más alta y una diversidad alfa cualitativa 8% más alta que el grupo que consumió galletas integrales. El incremento en la abundancia de bacterias, tal como sugiere el estudio original, se asocia con resultados favorables para la salud como tolerancia a la glucosa y sensibilidad a la insulina. El contenido de fibra, grasas monoinsaturadas y polifenoles de las almendras son posiblemente responsables por una mayor diversidad alfa, según los investigadores.
Otro estudio halló que, en general, el consumo de almendras aumentó la abundancia relativa de bacterias benéficas específicas en el intestino. Para este estudio, que fue diseñado para medir la energía metabolizable de distintos tipos de almendras2, los investigadores recolectaron muestras fecales que se analizaron posteriormente para monitorear cambios en la microbiota intestinal. Un grupo de 18 adultos saludables, hombres y mujeres, consumió 1.5 porciones (43g) ya fuera de almendras enteras, almendras tostadas, almendras picadas o crema de almendras diariamente durante un periodo de tres semanas. Los participantes repitieron esta acción para cada forma de almendra, y al final de cada periodo de tres semanas se recolectaron muestras fecales. Los investigadores sugieren que la fibra y los ácidos grasos poliinsaturados que se hallan en las almendras pueden ser parcialmente responsables por modular la composición del microbioma intestinal.